El casino estaba como de costumbre, las sillas sobre la mesa, un pequeño murmullo,caras cansadas de tanto estudiar biología y ahí como siempre, estábamos nosotras.
- ¡Este es nuestro ultimo almuerzo! (Lo dije entre risitas algo nerviosas,
pero al rato después no pude evitarlo, los ojos se me pusieron llorosos)
-Pero por qué, si mañana es el último.
-No, es que mañana no voy a venir. (No aguante. Las lágrimas se hicieron notorias)
-Ah!, entonces si, es nuestro último almuerzo (Ya no era la única triste) -.
- Nos vas a decir algo, ¿un discurso? ja-ja-ja (Sí me reí, me pareció chistoso)
No, no me gustan los discursos, menos en situaciones así, aparte que no me he muerto, todo seguirá siendo como antes, claro, pero sin un almuerzo como todos los días, no debería importarme tanto, quizás a más de alguno le parezca extraño pero solo quienes me conocen a la perfección sabían lo importante que era para mí.
¿Todo va seguir siendo como antes cierto?
Si, y así fue. Ese día fuimos nosotras mismas. Hable de mis infaltables enredos amorosos, pregunte si me podía tomar el jugo de la fuente, me pidieron la sal, le dije a la María José ¿Por qué comes tan lento?, la Carolina me pidió ensalada, rete a la Tamara por demorar tanto en su eterna historia de amor, mire a la Karen que estaba para variar desprevenida y no faltaron las risas, aunque sí había algo distinto que fue imposible no darme cuenta (creo que no fui la única), había un silencio extraño, de esos que me cargan, que en almuerzos anteriores siempre decía ¡Digan algo por favor, me carga que estén calladas!. Está vez, esa típica frase no era necesaria ya que en nuestras mentes sabíamos que todas pensábamos lo mismo y no era necesario hablar. Está era nuestra ultima vez.
- ¡Este es nuestro ultimo almuerzo! (Lo dije entre risitas algo nerviosas,
pero al rato después no pude evitarlo, los ojos se me pusieron llorosos)
-Pero por qué, si mañana es el último.
-No, es que mañana no voy a venir. (No aguante. Las lágrimas se hicieron notorias)
-Ah!, entonces si, es nuestro último almuerzo (Ya no era la única triste) -.
- Nos vas a decir algo, ¿un discurso? ja-ja-ja (Sí me reí, me pareció chistoso)
No, no me gustan los discursos, menos en situaciones así, aparte que no me he muerto, todo seguirá siendo como antes, claro, pero sin un almuerzo como todos los días, no debería importarme tanto, quizás a más de alguno le parezca extraño pero solo quienes me conocen a la perfección sabían lo importante que era para mí.
¿Todo va seguir siendo como antes cierto?
Si, y así fue. Ese día fuimos nosotras mismas. Hable de mis infaltables enredos amorosos, pregunte si me podía tomar el jugo de la fuente, me pidieron la sal, le dije a la María José ¿Por qué comes tan lento?, la Carolina me pidió ensalada, rete a la Tamara por demorar tanto en su eterna historia de amor, mire a la Karen que estaba para variar desprevenida y no faltaron las risas, aunque sí había algo distinto que fue imposible no darme cuenta (creo que no fui la única), había un silencio extraño, de esos que me cargan, que en almuerzos anteriores siempre decía ¡Digan algo por favor, me carga que estén calladas!. Está vez, esa típica frase no era necesaria ya que en nuestras mentes sabíamos que todas pensábamos lo mismo y no era necesario hablar. Está era nuestra ultima vez.